Mesías, el Ungido de Dios19. La suprema autoridad de Jesús es confesada inmediatamente por medio de la postración (cf. 9:18; 15:25; 20:20). Si quieres, puedes limpiarme Por supuesto, las palabras del leproso no tienen el valor de: «No me importa que me sanes si así se te antoja»; sino de: «Sé perfectamente que tienes poder para sanarme; de lo único que no estoy seguro es de si querrás hacerlo». Son palabras tremendas, casi increíbles, palabras de fe que expresan una plena confianza en
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